Eran las 9:15 de la mañana cuando el tee del 1 del Club de Campo Villa de Madrid, con 14 grados de temperatura, recibía al partido estelar de la jornada de entrenamientos del martes. 58 victorias en el European Tour entre los cuatro que salían a jugar. Por un lado, los “viejos rockeros” José María Olazábal (23) y Miguel Ángel Jiménez (21), y por el otro, los “jovenzuelos” Gonzalo Fernández-Castaño (7) y Álvaro Quirós (7).
Ni que decir tiene que el pique y las bromas estaban servidas desde el mismo momento en el que ‘El Pisha’ se ha encendido el primer puro del día, cuando todavía calentaba en el putting green. Estaba todo listo para que los cuatro disfrutaran de un partido casi a vida o muerte, al más puro estilo match-play de Ryder Cup, únicamente quedaba por saber lo que había en juego, y tras descartar las ofertas en metálico, todos optaban por apostarse la cena de esta noche, que correría a cargo de la pareja perdedora.
“Yo soy de percebes y buen vino…”
“Que no falten unas cigalas…”
“Cómo voy a disfrutar comiendo a costa de estos dos…”
Esas eran algunas de las perlas que se dedicaban instantes antes de que Gonzalo Fernández-Castaño diera el pistoletazo de salida con un gran golpe de salida al centro de la calle del 1. Precisamente, que el madrileño fuera el primero en salir no fue algo con lo que estuvo de acuerdo su compañero Quirós, que insistía en “dejar paso y respetar a los señores mayores.”
Lo que parecía que podía ser un camino de rosas para los jóvenes al ganar el primer hoyo con un gran birdie de Fernández-Castaño, se complicó durante la vuelta, pues ni Olazábal ni Jiménez tenían pensado rendirse, más bien todo lo contrario, y llevaron el partido hasta el mismísimo hoyo 18.
Con todo por decidir, pues iban uno arriba los jóvenes, el hoyo final del recorrido negro del Club de Campo Villa de Madrid iba a ser el juez de esta espectacular batalla, que dejaba a Fernández-Castaño como primer caído tras una mala salida y un segundo golpe casi imposible. Los veteranos llegaban al green con dos opciones de birdie contra la solitaria de Quirós. El primero en jugar fue Olazábal, que erraba su putt, dejando la presión a su compañero. A continuación, Quirós jugaba para ganar el partido, pero también fallaba, por lo que todos los ojos estaban puestos en Jiménez.
Los percebes, el buen vino y las cigalas pasaban por su cabeza, tenía que embocar un putt de 3-4 metros para empatar y que la cena se pagara ‘a escote’, y para eso contaba con la ayuda del gran capitán, Olazábal, para leer la caída del green.
La espectacular grada del green del 18 estaba vacía, pero la presión se notaba. Se hace el silencio, golpea Jiménez y… ¡se escapa!
Finalmente, la victoria fue para los jóvenes, pero lo importante es que disfrutaron de un gran día de golf entre amigos en un campo con unas condiciones espectaculares.
Ellos mismos nos contaban sus sensaciones al terminar, y que no falte nunca el buen humor: