Han sido precisos tan sólo 36 hoyos para que el Open de España se tiña intensamente de color español, el indisimulado deseo de los miles de aficionados que arropan con fidelidad a la Armada española desde el mismo comienzo de la competición.
La sensacional actuación de sus mejores componentes ha convertido por el momento al torneo en un duelo exclusivamente nacional, con Rafael Cabrera-Bello y Adriá Arnaus coliderando la clasificación con 11 bajo par seguidos muy de cerca por Samuel del Val (-10) y Jon Rahm (-9).
El cuarteto de mosqueteros español acaparó por completo la atención de todos, hasta el punto de generar una vibrante conexión entre golfistas españoles y aficionados que se hizo especialmente visible en el partido estelar de la jornada, al ciento por ciento español, Adriá Arnaus, Rafael Cabrera-Bello y Jon Rahm, que al igual que en la primera vuelta devolvieron su aliento desarrollando otra ronda inolvidable, consciente todo el amplio grupo de españoles de estar cimentando a este deporte en el conjunto de la sociedad.
De todos ellos, mención especial para la elegante serenidad y capacidad de acierto de Rafael Cabrera-Bello, instalado de nuevo en la perfección, ajeno a los bogeys como en la primera ronda, un cúmulo de sobresalientes acciones que le llevaron a la parte más alta de la clasificación tras realizar una propuesta demoledora de 6 bajo par.
Dotando a sus acciones del entusiasmo de quien está instalándose a velocidad de vértigo en la parte más noble del European Tour e, incluso, del Ranking Mundial, Adriá Arnaus respondió con otra actuación que tampoco dejó impasible a nadie.
Su determinación es tan fuerte que ni siquiera un bogey en el hoyo 2 minó su férrea confianza por hacerlo bien, un juego agresivo y alegre al tiempo que preciso que le llevó a arañar cinco golpes al campo entre los hoyos 4 y 10, repetidas acciones que enardecieron al público asistente al tiempo que le llevaban en volandas más arriba en la tabla, beneficiado por el frenazo en su capacidad de aciertos del nórdico Kristian Johanessen, primer líder, que como se preveía se convirtió en flor de un día.
Un espectacular eagle en el hoyo 14 y un inoportuno bogey en el último, su único error de la jornada, culminaron otra actuación sobresaliente premiada con el coliderato. En el mismo partido, intentando mantener el ritmo veloz de sus dos compañeros, Jon Rahm se vio lastrado por un desafortunado doble bogey en el hoyo 2 que recuperó sobradamente con posterioridad a base de oficio, tres birdies en la primera vuelta que le mantenían en la pomada.
El vasco, exigente como siempre, no acababa de estar contento, minado por un bogey en el 16 que minimizó una ronda plagada de siete birdies, el último de ellos en el hoyo 18, punto del recorrido donde se volvió a escuchar otra de las grandes, y numerosas, ovaciones del día, una de ellas especialmente emotiva, la dedicada a José María Olazábal, quien, perdida la exención y tras no superar el corte, no tiene en teoría plaza asegurada en un Open de España si no recibiera invitación.
Ajeno a la multitud, condicionado a su vez por jugar casi a la misma hora que el partido estelar y por la otra parte del campo al salir por el hoyo 10, Samuel del Val llamó asimismo con fuerza a las puertas de la gloria. El golfista alicantino, encallecido en mil batallas en Circuitos por todo el mundo, aprovecha a las mil maravillas sus participaciones en los Open de España, tercero en el ecuador del torneo tras acumular 10 bajo par en los primeros 36 hoyos.
Un solitario error en su noveno hoyo se convirtió en una mera anécdota en el marco de una actuación sólida y convincente, siete birdies en total que le permiten arrebatar a Jon Rahm un puesto en el partido estelar de la jornada del sábado, otro nuevo momento para convertir una vez más al golf como apasionante espectáculo de masas.