Podría ser haber sido mejor, podría haber sido peor. Eso le dijo Jon Rahm a su padre tras acabar los primeros nueve hoyos. Su nivel de exigencia es salvaje porque al de Barrika no se le ve fisura alguna. Volvió a demostrar que el idilio que mantiene con el Club de Campo Villa de Madrid es infinito. Jugó mejor la segunda vuelta del recorrido, quizá porque apareció en el tee del 10 con su hijo Kepa colgado a los hombros y su mujer Kelley a su lado. Ese aplauso de su hijo tras pegar la madera 3 y el abrazo de despedida posterior suma y mucho. Ya lo dijo hace un par de meses al ser preguntado a qué se debía su extraordinario rendimiento esta temporada: “Ser padre te otorga superpoderes”. Vistos sus números desde su paternidad hay que hacerse creyente.
El ritmo lento marcó su Pro-AM. Tanto fue así que el partido de Justin Rose que iba justo detrás les alcanzó en el tee del 13. “Ey, Rosie, ¿jugamos un ‘eightsome?”, bromeó el vasco con el inglés. La camaradería no se acaba en la Ryder Cup. A la vista de que tenían que seguir esperando, Rahm le explicó al detalle a Rose donde apuntar y cual es la referencia buena en un hoyo del que se sale en alto y es semiciego. Era la primera toma de contacto del británico con el recorrido madrileño y el vasco ejerció de anfitrión. Justo antes de irse, un intrigado Rose le preguntó si ese hoyo 13 era donde dio a la bandera rozando el albatross el año pasado. Jon sacó ese humor socarrón bilbaíno y le dijo que no, que era el siguiente y que había jugado bastante mal ese domingo de la edición pasada: “Solo -5 en los últimos 9 hoyos”.
En cuanto a lo meramente referente al juego, Rahm parece imbatible. El campo se le queda pequeño y lo demuestra cada vez que pincha el tee en el CCVM. La mayoría de hoyos giran ligeramente a la derecha y eso a su vuelo de bola le viene de perlas. Si a eso añadimos que en casi todos los pares 4 tiene un wedge en las manos, la combinación es explosiva. Los 25 golpes que arañó al campo la edición pasada estableciendo un nuevo récord se explican así de fácil.
Y eso que intentan ponérselo más difícil. Alababa Jon en la presentación del torneo que le hayan añadido metros al hoyo 12 retrasando el tee. Le da exactamente igual. Power fade monstruoso al medio de la calle y wedge en las manos para dejarla dada desde 125 metros. Curiosamente falló el putt porque justo al impactar la bola un jugador del partido de adelante estampó su salida en un árbol y el ruido le despistó. Al león de Barrika le entró la risa, cosas que pasan en los Pro-AM.
El driver funciona, los hierros están bien sólidos y el putt lo tiene caliente. Lo demostró en la Ryder Cup con creces. Hoy embocó dos puros de más de seis metros para birdie en el 11 y en el 13. Realmente es difícil vislumbrar un escenario distinto al de Rahm levantando la 95º edición del Open de España. Es golf, un deporte impredecible y esa es precisamente la grandeza que se está labrando el golfista español. Hace de lo impredecible, rutina.
La búsqueda de su cuarto ACCIONA Open de España, superar a Severiano Ballesteros y seguir escribiendo la historia del golf español con mayúsculas. Que empiece el show del tirano del Club de Campo.