Los torneos no se ganan los jueves, pero sí se pueden perder con una facilidad pasmosa. Y cuando hay un huracán como el de hoy, esa máxima cobra aún más validez. Tommy Fleetwood vio el día y eligió la tregua. Shane Lowry, que acompañó al inglés en el partido estelar de esta mañana ventosa, escogió la guerra.
Los primeros nueve hoyos de Tommy son una cátedra de lo que hay que hacer cuando el viento supera los 30 km/h. El británico decidió olvidarse por completo de las banderas y conformarse con buenos pares. No se equivocaba. La mañana de Fleetwood podría titularse: «Dos putts y al siguiente». Solo se le cayó un birdie en el hoyo 14 (su hoyo 5), y fue desde menos de un metro. Por otro lado, el irlandés optó por atacar todas las banderas y pagó el precio. Demasiado agresivo en sus segundos golpes, solo su magia le impidió quedar completamente fuera de juego para el domingo. Al llegar al hoyo 8, iba +3, incluyendo dos salvadas de bunker para par. El daño pudo haber sido mucho mayor.
Igual que el contraste de estilos de juego entre ellos es notable, también lo son sus rutinas. Son como el día y la noche. Lowry es rápido para posicionarse y golpear la bola, mientras que Fleetwood analiza todo al detalle. Cada putt lo marca, y desde el tee, hasta que no tiene absoluta certeza, no golpea. Es fascinante ver en directo a dos de los mejores del mundo siendo tan diametralmente opuestos.
Hace dos ediciones, en su estreno en el ACCIONA Open de España presented by Madrid, para Fleetwood los greenes fueron una tortura. Algo no le cuadra o no ve, porque es evidente que le cuesta horrores embocar. En su primera oportunidad clara de birdie en el hoyo 17, su putt ni se acercó al hoyo. Sus dos únicos errores llegaron en los hoyos 1 y 2, con el mismo problema de siempre: un putt de algo más de un metro que no pudo embocar.
Tommy jugó un golf inteligente que le permite aspirar a todo. De sus cuatro aciertos, tres llegaron en los pares 5 del campo. Con ese vendaval, los tres hoyos más largos del recorrido fueron el único respiro. Tres birdies en esos tres hoyos, y mañana será otro día. El broche final a su exhibición lo puso en 9. Birdie para acabar -2 y postularse como candidato claro a la victoria. Un auténtico clinic sobre cómo salvar un día complicadísimo. A Lowry, su estrategia agresiva le salió cara, y sumada a su inexperiencia en el Club de Campo, le deja con mucho trabajo por delante si quiere pasar el corte. Afrontará el viernes con un +4 en su tarjeta. A veces, el golf premia al conservador y castiga al valiente. Hoy, sin duda, Lowry reflexionará sobre lo que ha visto en su partido.