Por ti lo hago, de Alejandro Rodríguez para ‘Corti’
Nunca jamás un periodista tuvo más impacto en un deporte en tan poco tiempo. José Manuel Cortizas, conocido por Corti desde el cabo de Gata hasta Finisterre, debutó con picadores en el golf en el Masters de Augusta de 2017. Allá se fue con sus bártulos imprescindibles: tableta, auriculares, libreta moleskine y tres rotuladores de punta fina de color verde, rojo y morado. Jamás entendí por qué le gustaba el morado. Pero Corti era así, una persona auténtica. También llevaba una diminuta pastilla de cafinitrina, por si acaso, que la vida ya le había dado buen achuchón hacía tiempo.
Pero sobre todo, y a sus cincuentaylargos, lo que llevaba consigo era unas ganas enormes de aprender, de conocer qué era eso del golf en el que había que andar tanto, de meterse hasta las entrañas en el entorno de Jon Rahm, sin imponer nada, por pura gravedad producida por su simpatía, empatía y profesionalidad. Si a mí El Correo me ha pedido que siga a Rahm por el mundo, tengo que intentar ser el que más sepa de él…
Y lo hizo. Vaya si lo hizo. Corti no era un recién llegado. A sus espaldas había años de periodismo al más alto nivel. Persiguió a Fernando Alonso en sus inicios, fue la sombra del Bilbao Basket durante décadas, cubrió algún que otro Eurobasket, era un fijo en las veladas de boxeo… Sabía el oficio y dominaba lo que hacía, pero no dudó en salir de su zona más cómoda y saltar al vacío para conocer qué era aquello del golf. Mucho mérito.
En menos de un año, Corti ya había conseguido ser un ‘masca’ del golf. Lo hizo con mucho trabajo, muchas horas, mucha humildad y muchas preguntas. Se convirtió en un referente admirado y, sobre todo, muy querido por todos. Bien pudo comprobarse en el último Open de España que se pudo celebrar. Fue en 2019, ganó Rahm y Samuel del Val, también vizcaíno, de los suyos, firmó una semana espectacular. Corti fue uno de los más populares en el Club de Campo, hablando con unos y con otros, siguiendo el golf como debe ser, a pie de campo, a pie de cuerda, apuntando todo, preparando preguntas para los jugadores después de firmar la tarjeta, vibrando como el que más con el eagle de Jon desde la calle en el hoyo 16. Un terremoto que contó como nadie en las páginas de El Correo.
Esta semana, en el Open de España, volveremos a tener el placer de ver a Jon Rahm en directo, buscando el triple salto con tirabuzón de ganar por tercera vez consecutiva el torneo. No tendremos a Corti porque el maldito coronavirus se lo llevó antes de tiempo, demasiado pronto, pero lo seguiremos recordando siempre, por su carácter, por sus crónicas, por buscar siempre el lado bueno de las cosas y por sus eternas conversaciones con June. Y si para recordar a Corti hay que utilizar un rotulador morado, pues se hace, faltaría más. Quién le iba a decir que iba a marcar tendencia…