“El golf es tan difícil a todos los niveles que da hasta miedo.” Esta fue la reflexión del inglés James Morrison (campeón del Open de España en 2015) tras siete hoyos jugando con dos amateurs que se habían adentrado en la aventura del golf hace poco tiempo y conmigo, un humilde handicap 17 que lleva años estancado en la misión de mejorar en un deporte imposible. “Ver lo que están sufriendo y lo que les cuesta incluso darle a la bola es tremendamente duro.” Que un profesional que lleva 16 años en el DP World Tour y que lleva jugando toda la vida se siga asombrando es más que destacable.
Jugar junto a un profesional te da la perspectiva de que están en otra liga, juegan en otro deporte. Verlo tan de cerca te maravilla y te hunde a la vez. Es un disfrute para los sentidos y un tormento para la mente, porque te surge inevitablemente una pregunta: ¿Qué he estado haciendo durante los últimos 7 años? Desde luego, no es ni remotamente parecido a lo que hacen ellos.
La emoción que siente un principiante al jugar un Pro-Am es fácilmente detectable, y Morrison, consciente de ello, se comportó como un caballero. Jaleaba los buenos golpes, ayudaba a leer las caídas de los greenes e incluso dio una clase gratis en el hoyo 5 al ver que uno de los amateurs estaba sufriendo con el driver. Estuvo hasta 10 minutos intentando corregir uno de tantos malos hábitos que tenemos los que hemos empezado tarde en este maravilloso juego.
Lo increíblemente buenos que son lo comprobé en el hoyo 3, un par 3 de 195 metros. Pegó un hierro 6 que se le cerró y acabó en el bunker. Algo no le gustó y pidió a su caddie otra bola. El resultado: la segunda bola se quedó a un metro del hoyo, con susto incluido. La capacidad que tienen de corregir un mínimo fallo en segundos es alucinante.
En el hoyo 9, último porque solo se jugaba medio recorrido, le ‘insté’ a hacer algo importante esta semana en Madrid para poder escribirle un artículo. Con una sonrisa, me dijo que, por supuesto, lo intentará, pero que las condiciones no le benefician. Los fairways no están duros, lo cual le penaliza porque no es de los que más largo pega desde el tee. Veremos cómo le va, pero lo que ya es seguro es que ha hecho disfrutar como niños a tres adultos esta mañana de miércoles en el Club de Campo.