Cómo es posible que durante tres días el putt haya condenado las opciones de Rahm y hoy el hoyo parecía una piscina olímpica. El golf es tan caprichoso que consigue un viernes negar doce opciones de birdie a Rahm y un domingo empezar con cuatro birdies seguidos. Todo lo que no ha entrado durante el torneo entró hoy. El de Barrika nos regaló nueve hoyos solo al alcance de los elegidos y hacer soñar al público con una remontada que hubiese sido histórica. Hasta seis birdies para 30 golpes en una exhibición de golf tremenda. Imposible pegarle mejor con el driver, hierros largos dejándolas dadas y putts que entraban desde todos los sitios. Una locura.
Esa locura se explica en el hoyo 6. Rahm falló con el wedge en su segundo golpe, se quedó corto en el rough por querer ajustar demasiado. El enfado que se cogió fue monumental y unos aficionados le animaron al grito de “Jon, no te enfades”. El vasco se giró como un resorte y les espetó “¡Dejar que me enfade!”. Iba -4 en ese momento y parecía que iba +4. Ese inconformismo permanente es parte de la clave de que estemos ante un jugador de súper élite. Cuando ayer le preguntaron cuál era el objetivo para hoy y respondió “ganar” suena a broma pero lo increíble es que realmente lo piensa. Es un ganador enfermizo, un competidor extremo y parte de su ventaja respecto a los demás es que se cree mejor que el resto. Los resultados le dan la razón.
Lo explica también la cara de Rahm camino al hoyo 11. A unos aficionados les salió del alma decir “va en trance”. El vasco impone y mucho. Por tamaño, por su mirada y por sus gestos. Cuando está encendido y jugando su mejor golf su concentración es todavía mayor y por supuesto, de cerca impresiona todavía más. Se ha podido sentir hoy igual que el domingo que destrozó a Brooks Koepka para ganar el Masters.
Lástima que el putt se enfrió en el 9,10,11. Tuvo opción en los tres pero evidentemente no van a entrar todos. En el 12 la posibilidad de hacer récord del campo y ver el cinco al principio de la tarjeta por primera vez en su carrera se congeló. Y no fue culpa suya. Un ruling eterno de su compañero de partido Van Tonder de más de quince minutos evaporó la magia. No es casualidad que justo en el siguiente hoyo hiciera su único bogey del día.
Se despidió a lo grande y deleitando al público, como hace año tras año. Cazando el green desde el tee y a punto de hacer eagle. Vuelta de 64 y haciendo el golf cada día más importante en España. Es el mejor embajador posible, capaz de cambiar él solo el rumbo de este deporte. Él lo sabe y por eso viene año tras año. Esperemos que lo vuelva a hacer en 2024. Yo no tengo ninguna duda, tiene entre ceja y ceja superar a Seve y conquistar su cuarto ACCIONA Open de España presented by Madrid.